MEMORIAS DE UN VIAJE A CUBA PARTE II


Cuba sigue siendo noticia,  no sólo para nosotros en Colombia por lo del proceso de paz, no, al parecer el desbloqueo para los cubanos está cada vez más cerca, Barak Obama hará un viaje histórico a la Habana el próximo 20 de Marzo, los Rolling Stones tocarán gratis el 25 y hoy  les han autorizado  las transacciones con el dólar. Así es como va entrando de a poco ese capitalismo del que han estado alejados tantos años, y por el que muchos han corrido el riesgo de buscar el sueño americano viajando en las peores condiciones a los Estados Unidos, por esos que se fueron, muchos en Cuba viven con fe, según Orestes, la fe para un cubano es la familia en el extranjero.

 Ya les cuento sobre Orestes.


 Caminar las calles de la habana produce muchas preguntas, quisiera uno saber cómo se sienten los cubanos con su estilo de vida y si están conscientes de lo que se está viviendo de forma simultánea en otras partes del mundo, tanta tecnología, y con ella, acceso y facilidad para conseguir de todo con tan sólo un click. (la conexión a internet en cuba es muuuy limitada, hay que pagar alrededor de $9.000 la hora, por una conexión lenta y sólo agarra en puntos específicos de la ciudad)

Como les compartí en la primera parte, la impresión de una ciudad detenida en el tiempo se puede percibir en cada esquina, en cada fachada se aprecia el paso de los años a los  que han estado  sometidos bajo las decisiones de otros, los balcones que hacen las veces de tendederos de ropa tienen rastros de colores alegres como el cubano,  tiendas y droguerías con escasez de oferta atendidos por personas que se les nota detestan esos empleos, seguro el sueldo no les alcanza para nada, y supermercados casi desolados, pero los parques y el malecón llenos de niños y jóvenes que buscan un momento para compartir, jugar y reír, están tan alejados del computador, de los videojuegos, de la televisión,  del internet en sí, que pueden disfrutarse cada minuto del día apreciando el mar, o simplemente  apreciando la mirada del otro.

De camino a casa con mis compañeros de trabajo, si, a casa, tuve casa en la Habana, era un ambiente totalmente familiar, la comida deliciosa, muy recomendado ése tipo de hospedaje que en nada se compara al impersonal de un hotel de lujo e incluso uno tipo cuchitril, hospedarse en casas de familia, es la mejor elección, las historias de los anfitriones son los mejores postres, y acompañadas de un café cubano (espresso con azúcar) ni qué decir.

Tuvimos un día movido pero productivo de trabajo, y al final de la jornada,  tomamos un almendrón (taxi), chevrolet negro modelo 55 el cual manejaba Orestes, un moreno de un metro con 80 y pico más o menos, delgado pero en forma, nada de barriga, de hecho el cubano es así, cuajo, grandote, morenote, hacen mucho deporte, y eso se nota, son bien guapos.

Este Orestes, de 50 años, orgulloso de su país, de ser cubano, comienza a indagarnos, lo típico, que ¿de dónde somos?, que uhmmm “¿Colombianos? Qué bueno! Aquí están muy pegadas las series colombianas”, todos murmuramos como mmmmm, y respondíamos desconcertados: “si, las de los narcos”, él se ríe y dice: “si, si, si, ésas, pero tienen muy buenos actores, acá se ven mucho, a mí me gustan”.

De esta forma comenzamos a conversar, a preguntarle sobre su país, su gente, la situación actual que viven, todos queríamos saber cosas, lo bombardeábamos con preguntas de todo tipo, yo comencé a grabar, y  mientras nos respondía, yo veía por la ventana un atardecer hermoso que se posaba sobre el malecón, para no interrumpir la conversación y dejar que Orestes nos siguiera nutriendo de información, le hice señas a mi compañero que estaba en la parte de atrás del taxi para que tomara la foto de ese atardecer, mi seña fue bastante confusa, y Orestes me pilló haciéndola, no se imaginan el susto de ese hombre, al parecer, pensó que yo le estaba diciendo a mi compañero que le disparara, pensó que le íbamos a dar un tiro de gracia, que seguro lo íbamos a robar, que algo feo iba a pasar, hágame el favor esta fama del colombiano.

Todos apenados y cagados de risa por la confusión, le pedíamos disculpas, él en medio de su risa nerviosa retomó la conversación diciendo: “madre mía, yo sólo pensé, hasta aquí llegué”.
Orestes manifestó que la violencia en su país no existía: “Aquí nadie se muere, aquí no hay violencia, aquí no hay nada de eso, no hay asaltos, tiroteos, de pronto problemas por dinero, por  mujeres, pero el que mata va preso toda la vida. Lo que más me gusta de mi país, es la tranquilidad, puedes soltar a tus niños para la escuela y no pasa nada, el tráfico puede ser lo más peligroso. ¿Robarse un niño aquí?, ay! Madre mía, te encuentran y  no tocas más la calle, como violar una mujer,  te dejan 12 años encerrado, o cuando un hombre le pega a la mujer también va preso”.

Orestes vive con su esposa, sus dos niñas, la suegra y el perrito, dice que lo que se hace con el taxi no le alcanza, pero que manejar es lo que más le gusta hacer, se ha recorrido toda la isla, dice que lo hace con tremendo amor, que debe trabajar duro para llevarle a la mujer lo que ella necesita, o si no se meterá en problemas: “Si a las mujeres no se les llevas lo que les hace falta, mi maaadre!! Un hombre inteligente no se faja (pelea) nunca con una mujer en la casa, tu discutes con ella y pierdes, y si peleas, después no te da lo que te hace falta,(risas)  ellas son amorosas, tiernas, buenas madres, y si tienes un carro y las llevas a pasear ellas son más felices, pero si te piden el frasco de aceite, llévales el frasco de aceite”.

A pesar de manifestar que los cubanos no tienen dinero y que no son como otros países que  pueden tener todo lo que quieren,  siempre estarán riendo, aunque estén perdiendo, ellos son optimistas y luchadores, lo que deban enfrentar lo harán con valentía, pero no les gusta buscar problemas, no les gusta la violencia: “ Si pudiera viajar, me gustaría viajar a un país que no tenga violencia, pero ya  tan viejo no me iría ni para Estados Unidos, volver a empezar, a acomodarme, yo ya no estoy para eso y por ejemplo ni a México ni a  Colombia  me gustaría ir, ustedes tienen un lio ahí, me gusta la paz que nosotros vivimos aquí,  lo que nos falta son cosas materiales producto del bloqueo, no podemos andar en un carro moderno, pero yo me siento orgulloso de ser cubano, te lo juro, y si volviera a nacer, aquí en cuba quisiera nacer”.



Continuará…

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